El Wall Street Journal reveló el 24 de abril que el actual director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), teniente general Keith Alexander “dirigirá el nuevo Cibercomando del Pentágono.”
El informe del viernes viene después de un artículo del 22 de abril publicado por el Journal anunciando la propuesta reorganización. La iniciativa de ciberseguridad del gobierno de Obama, “rediseñará los esfuerzos militares para proteger sus redes contra ataques por hackers, especialmente aquellos de países como China y Rusia.”
Cuando era candidato presidencial, Obama había prometido elevar la ciberseguridad como un tema de seguridad nacional, “equiparando su significado con las armas nucleares y biológicas,” informó el Journal.
El nuevo comando del Pentágono, según The Washington Post, “afectará al Comando Estratégico de EE.UU., cuya misión incluye asegurar la ‘libertad de acción’ de EE.UU. en el espacio y en el ciberespacio, y a la Agencia Nacional de Seguridad, que comparte las responsabilidades de ciberseguridad del Pentágono con la Agencia de Sistemas de Información de Defensa.”
No está claro cómo el lanzamiento del Cibercomando afectará las redes informáticas civiles. Sin embargo, el que se haya situado la nueva agencia en Ft. Meade, bajo los ojos vigilantes de los fisgones de la Agencia Nacional de Seguridad, debiera hacer sonar las campanas de alarma.
A cargo de la coordinación de los programas de ciberseguridad militar, incluida la defensa de redes informáticas así como una misión de máximo secreto para lanzar ciberataques contra todos y cualesquiera “adversarios,” el nuevo comando ha estado envuelto en controversia desde que la Fuerza Aérea de EE.UU. declaró que sería el organismo principal de supervisión del Cibercomando con la publicación de su “Visión Estratégica” el año pasado.
Desde esa revelación de autobombo, sin embargo, la Fuerza Aérea ha sido agitada por múltiples escándalos. En 2007, un bombardero Stratofortaleza B52 voló unos 2.400 kilómetros desde la Base Aérea Minot en Dakota del Norte a la Base de la Fuerza Aérea en Luisiana, con seis misiles crucero, armados con ojivas nucleares fijados, a sus alas. Durante casi seis horas, la Fuerza Aérea no pudo dar cuenta de las armas faltantes. Aunque el escándalo mereció apenas un bostezo en los medios corporativos, el físico Pavel Podvig escribió:
Como resultado del asunto y de numerosos escándalos de adquisiciones, el Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general Michael Mosley y el Secretario de la Fuerza Aérea, Michael Wynee, fueron despedidos por incompetencia por el Secretario de Defensa Robert Gates. Numerosos analistas de la defensa creen que fue una razón importante por la cual la Fuerza Aérea fue suplantada como la principal ciberagencia.
Aunque es posible apoyar razonablemente esfuerzos del gobierno por proteger infraestructura crítica como ser redes eléctricas, plantas químicas, centrales de energía nuclear o el sistema de control de tráfico aéreo de la nación contra ataques potencialmente devastadores que pondrían en peligro la salud y la seguridad de millones de estadounidenses, esos objetivos pueden ser logrados escribiendo mejores programas. Pero desde su incepción, el cibercomando ha sido teorizado como un punto nodal para lanzar ataques inhabilitadores contra la infraestructura civil y militar de los enemigos del imperialismo.
Como informé en julio pasado, el Cibercomando de la Fuerza Aérea (AFCYBER por sus siglas en inglés) está centrado en la secreta Base Barksdale de la Fuerza Aérea. En esos días, AFCYBER tenía una estructura de comando unificada y un presupuesto de 2.000 millones de dólares para su primer año de operaciones.
Air Force Times informó el año pasado que AFCYBER “ha establecido 17 nuevos Códigos de Especialidad de la Fuerza Aérea para soldados rasos y oficiales – creando importantes cambios en la orientación profesional de más de 32.000 miembros de la Fuerza Aérea. “Todavía no se sabe al escribir estas líneas si la estructura de comando que ya existe será transferida a la NSA. Tampoco se sabe si la capacidad ofensiva de AFCYBER – real o imaginaria – será transferida a NSA. Pero habiendo gastado ya miles de millones de dólares en una serie de iniciativas de máximo secreto, incluidas las que están ocultas dentro del Acceso Especial del Pentágono (SAP) o en programas ocultos, es una apuesta segura que así será.
El analista de la defensa William M. Arkin señala en Code Names, que esos programas caen bajo la rúbrica de Operaciones Técnicas Especiales (STO). Arkin las define como:
Programas específicos de ciberguerra identificados por Arkin incluyen los siguientes: Adversario, un sistema de objetivo de guerra de la información de la Fuerza Aérea; Arena, un programa de simulación “basado en objeto” para crear “estudios por país de características de infraestructura electrónica, análisis de objetivo, planes de guerra operacional de la información” así como casi tres docenas de otros programas y/o ejercicios de ciberguerra.
Muchas de las iniciativas de ciberguerra del Pentágono fluyen directamente de investigación realizada por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa (DARPA). Por ejemplo, la Oficina de Técnicas de Procesamiento de Información (IPTO) de la agencia tiene instrucciones para “crear mejoras revolucionarias en la capacidad de procesamiento y en la ciencia de la explotación avanzada de la información, tecnologías, y sistemas en todo el espectro de las necesidades de la seguridad nacional.”
Como se puede ver en la breve reseña anterior, la vasta mayoría de los programas del Pentágono conciernen la capacidad ofensiva del Cibercomando por la cual el ataque de denegación de servicio y otros ataques contra “adversarios” en la ‘patria’ son una evidente posibilidad. The Journal informa:
Se espera que el gobierno de Obama anuncie el lanzamiento de la nueva agencia en la próxima semana, después lo que califica de “estudio exhaustivo” aparte de recomendaciones para la política de ciberseguridad.
Geoff Morrell, portavoz del Pentágono, declaró al Journal que Gates “planifica realizar cambios en nuestra estructura de comando para reflejar mejor la creciente amenaza planteada por la ciberguerra,” pero “no tenemos nada que anunciar por el momento.” Morrell dijo que la propuesta de propuesta para 2010 del Departamento de Defensa “incluye el empleo de cientos de expertos en seguridad adicionales.”
Aparte de llenar los bolsillos de tramposos emprendedores en el tenebroso mundo poblado por corporaciones de la inteligencia, en el que máximas aprobaciones secretas son intercambiadas como si se tratara de entradas muy preciadas para el béisbol, el potencial para abusos por la NSA en vista del papel clave de esa agencia en la vigilancia interior ilegal, provoca la perspectiva de que la agencia se arraigue aún más en nuestras vidas.
Mientras Alexander trató de disipar temores de que la NSA se propone dirigir los programas de ciberseguridad de la nación, se apresuró a agregar que las “tremendas capacidades técnicas” de la agencia serán utilizadas para “ayudar” al Departamento de Seguridad Interior en la protección de las redes civiles del gobierno. Pero ante la instrucción al AFCYBER para operaciones ofensivas, ¿qué significa esto para las libertades cívicas?
Como informó The New York Times el 17 de abril, si la NSA dirige la carga por el control “de los programas de ciberseguridad en rápido crecimiento del gobierno,” los críticos dentro del aparato de seguridad nacional temen que la acción de Gates “podría dar a la agencia de espionaje demasiado control de las redes informática del gobierno. The Times asegura:
A duras penas se trata de un aspecto que debiera preocupar solamente a conocedores del gobierno o a los que se involucran en luchas internas burocráticas como si se tratara de una partida de caza. Como agencia del Pentágono, la NSA se ha posicionado para conquistar un control casi total sobre la infraestructura electrónica del país, ejerciendo así una influencia intolerable – y un efecto escalofriante – en la vida política de la nación.
Como hemos visto en nuestra historia reciente, la NSA y sus socios en la CIA, FBI, et. al., han apuntado a disidentes políticos: organizadores contra la guerra, activistas socialistas, anarquistas y ecologistas han caído en diferente intensidad en la red de fondo electrónica de la NSA, el caso más reciente durante la Convención Nacional Republicana (RNC) del año pasado.
Como informé en noviembre pasado, durante el cónclave de la RNC en St. Paul, Minnesota, funcionarios locales, estatales y federales, así como corporaciones privadas de seguridad y telecomunicaciones, conspiraron para apuntar a activistas, periodistas y ciudadanos preocupados durante el así llamado Evento Nacional Especial de Seguridad.
El sitio de revelaciones en Internet, Wikileaks, publicó un documento filtrado de planificación que bosquejaba la estrecha coordinación de múltiples agencias, incluyendo al FBI, la NASA, el Comando Norte de EE.UU. y la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA). Teléfonos celulares y otras comunicaciones electrónicas fueron monitoreados en tiempo real y la NGA suministró análisis detallados derivados de satélites espía militares.
Una “Visión Estratégica” al servicio de la represión
Aunque la Fuerza Aérea ha perdido frente a la NSA en el control del Cibercomando, el documento de planificación de AFCYBER suministra un vistazo valioso de la formidable infraestructura formada contra el pueblo estadounidense.
Desde el punto de vista de los teóricos de la Fuerza Aérea, el entorno estratégico que enfrenta el imperialismo es descrito como “imprevisible y extremadamente peligroso,” caracterizado “por la confluencia de globalización, disparidades económicas, y competencia por recursos escasos.”
Y ya que las “disparidades económicas” aumentan, particularmente durante un período de una profunda catástrofe económica capitalista, la clase gobernante y su Estado requieren medidas nuevas y más efectivas para asegurar conformidad. Esto lo subraya el objetivo del Cibercomando de “lograr dominación situacional en el momento y el lugar que elijamos.” Según la Fuerza Aérea:
Como escribió el año pasado el analista de defensa de Wired Noah Shachtman:
Mientras el corte y el color del uniforme pueden haber cambiado bajo el gobierno de Obama, la colocación del Cibercomando bajo el ala de la NSA ciertamente convertirá la “ciberseguridad” en un eufemismo para mantener a la chusma bajo control. Por cierto, las operaciones de ciberseguridad están totalmente teorizadas como un medio para lograr el “dominio de espectro total” a través de “Contra-operaciones ofensivas en el ciberespacio:”
Y cuando esos “mayores efectos” van dirigidos contra ciudadanos estadounidenses teorizados como “adversarios” por militaristas estadounidenses y tramposos corporativos adinerados, los problemas planteados por un estado panóptico de vigilancia aumentan astronómicamente para una democracia en funcionamiento.
Las protecciones, que ya son ligeras, supuestamente permitidas por la vergonzosa Ley de Enmiendas FISA ya han sido rotas por la NSA. Como informó The New York Times el 16 de abril, la intercepción por la NSA de mensajes privados de correo electrónico y de llamados telefónicos de estadounidenses ha escalado “en los últimos meses en una escala que fue más allá de los amplios límites legales establecidos por el Congreso el año pasado.”
Como informó Wired el 17 de abril, la NSA no es la única agencia que conduce ciberoperaciones contra ciudadanos estadounidenses. Una de las Secciones de Operaciones de Terrorismo Internacional del FBI solicitó ayuda de la Unidad Criptográfica y de Análisis Electrónico del Buró, CEAU, según documentos obtenidos por la revista según la Ley de Libertad de la Información. El “escuadrón de bichos raros” del FBI estuvo en condiciones de realizar un “ataque remoto por computador” contra el objetivo y “pudo ayudar con un hackeo inalámbrico para obtener un árbol de archivos, pero no el contenido del disco rígido.”
Esto vino después de un informe del 16 de abril publicado por Wired de que “un sofisticado programa espía producido por el FBI había jugado un papel crucial entre bastidores en investigaciones federales de complots de extorsión, amenazas terroristas y ataques de hacker en casos que databan de hasta siete años, como lo muestran documentos desclasificados.”
Pero como lo documenté el año pasado en un caso que tenía que ver con activistas que estuvieron en la mira durante protestas contra la RNC, mientras la “vigilancia preventiva” era el último grito en Washington, la misma serie de instrumentos de hackeo y programas espías utilizados para apuntar a criminales y terroristas fue utilizada con la misma facilidad contra activistas políticas, en particular socialistas, anarquistas y críticos del medioambiente que cuestionan el paradigma del libre mercado capitalista.
A pesar de esas revelaciones, el gobierno de Obama está abocado a entregar el control de la infraestructura electrónica de la nación a una agencia fuera de control, inundada de timadores corporativos y militaristas, cuya objetivo no es la seguridad del pueblo estadounidense sino más bien la preservación de un sistema económica y moralmente en bancarrota de beneficio privado, alimentado por guerras de agresión y conquista.
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Tom Burghardt es investigador y activista basado en el área de la Bahía de San Francisco. Aparte de publicar en Covert Action Quarterly, y Global Research, un grupo independiente de investigación y medios de escritores, expertos, periodistas y activistas basado en Montreal, sus artículos aparecen en Dissident Voice, The Intelligence Daily, Pacific Free Press y en Wikileaks. Es editor de “Police State America: U.S. Military "Civil Disturbance" Planning,” distribuido por AK Press.
La CiberGuerra: Nueva herramienta de dominación capitalista
jueves, 30 de abril de 2009
en 30.4.09
Etiquetas: capitalismo, CIA, dossier, guerra, obama, rebelionorg
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