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Autarquía, censura y control de medios en Italia. Entrevista a Antonio Tabucchi

viernes, 24 de abril de 2009

Antonio Tabucchi es un viejo amigo de Il Manifesto, vamos a verle a Portugal, que es su segunda (o primera) patria y le pedimos que escriba un comentario sobre lo que está ocurriendo en Italia. Tabucchi no está de buen humor y se niega rotundamente a escribir para los periódicos, incluso para Il Manifesto, pero habla.


“La censura contra Vauro, las presiones a Santoro las ejerce quien piensa que tiene el monopolio de la palabra, por lo que los demás no pueden hablar. Haría falta un levantamiento público, llevar el caso a la Unión Europea, tomar la RAI.”

Queríamos pedirte un artículo sobre la situación italiana...

¿Sobre la situación de la prensa y de la censura en curso, quieres decir?

Sí, sobre la censura que se está ejerciendo, con lo que ha pasado con Annozero.

Yo te contestaría lo siguiente: hace algunos años - en 2002 - escribí un artículo, que luego se incluyó en mi libro “Al paso de la oca. Noticias de la oscuridad que estamos atravesando”, publicado por Feltrinelli. El artículo se titula “El silencio es oro”, y empieza así: “Hay varias formas de dictadura, en Italia hay en curso una dictadura de la palabra”.

¿Qué significa dictadura de la palabra? ¿Que no nos dejan hablar?

Sigo... “Porque la palabra es de oro y la posee una única persona, un hombre político que es a un tiempo jefe de gobierno y dueño de casi todos los medios de comunicación que transportan la palabra”. Así pues, esta es una dictadura de la palabra en el sentido que ese señor puede decir lo que le dé la gana y vosotros en cambio no, vosotros no podéis. ¿Que por qué no escribo un artículo? Porque ya lo he escrito hace mucho, no soy un periodista.

Repetita juvant

No, yo no soy periodista, eso es cosa vuestra, de los periodistas.

Pero nosotros los periodistas, por ejemplo “Il Manifesto”, seguimos escribiendo y publicando contra Berlusconi.

Pero si lo que tenéis que hacer no es contra Berlusconi. Todo eso está pasando en la RAI, así es que yo, en todo caso, os digo lo que podríais hacer los periodistas, porque, si no me equivoco, los que trabajan en la RAI son periodistas. Recuerdo que cuando Berlusconi hizo el edicto búlgaro ningún periodista entró en la RAI a sentarse en el suelo. Dejaron que despidieran a Santoro, a Biagi y a Luttazzi sin mayor problema. ¿Por qué no entrasteis en la RAI e hicisteis todos una sentada? A lo mejor no los habrían despedido. El problema es vuestro, porque, insisto, yo no soy periodista.

Como ciudadano italiano, el problema también es tuyo...

Yo soy un escritor, escribo libros y por ahora mis libros nadie los censura, he dejado de escribir en los periódicos porque vuestros periódicos, todos ellos, están controlados.

Nuestro periódico no está sometido a ningún control, Il Manifesto no está controlado.

Bueno, pero vayamos al grano. Yo creo que si la llamada comisión de vigilancia de la RAI no tiene ninguna base para denunciar al programa de Santoro por difamación, mi consejo, lo que yo puedo deciros, es que la Federación de la Prensa denuncie ante la magistratura a la comisión de vigilancia de la RAI. Denunciadla. El motivo para hacerlo ya lo encontrarán los abogados. Llevad a toda esa gente ante los tribunales. Segunda sugerencia. Haced que la Federación de la Prensa italiana pida una audiencia urgente a la Comisión europea. Se convoca justamente para cuestiones así, y llevad vuestras pruebas: la grabación del programa y vuestros testigos. La llamada Comisión de vigilancia que vaya y explique por qué hay censura en Italia. Entre otras cosas - añado – dadle a la Comisión europea la posibilidad de expresarse sobre un tema al fin y al cabo importante, eso hará que las instituciones europeas tengan un poco más de credibilidad. Porque os habréis dado cuenta de que las instituciones europeas nunca han tenido menos credibilidad que ahora. Para las próximas elecciones se prevé un absentismo enorme y, según el sondeo del Eurobarómetro, el 51% de los europeos ya no cree en las instituciones. Y no les falta razón, porque esos burócratas al parecer han olvidado los principios de los padres fundadores, me refiero a Altiero Spinelli, a De Gasperi y a Adenauer. En fin, dadles también la posibilidad de hacer un gesto noble, de ocuparse de algo importante.

Así es que lo que tú sugieres es que llevemos la cuestión a la Unión Europea.

Salid de Italia, si no sacáis el problema fuera de la Italia autárquica, nadie se ocupará de él.

Pero al mismo tempo, como periódico –estoy hablando de Il Manifesto, un periódico independiente – tenemos que seguir escribiendo.

Muy bien, pero mientras tanto – si se lleva cabo sin violencia, me parece algo perfectamente democrático – también podrías organizar una buena sentada en la RAI. Con todos los periodistas que quieran ir, la Federación de la prensa, los directores de periódicos, todos los periódicos que no son de Berlusconi, llamad también al nuevo director del Corriere que ha hecho un estupendo discurso teórico. Si va, podrá decir algo sobre quién ha acusado al programa de Santoro de “abuso de libertad”. Repito, él es muy libre de decir lo que quiera, pero habría que hacerle notar que la frase “abuso de libertad” se podría considerar a su vez un abuso de libertad si llegara otro régimen y que eso también es peligroso por las tonterías que dice en libertad. Además – porque es que hay mucha ignorancia por ahí suelta – no estaría mal recordarle a la gente que, cuando el alzamiento militar, Francisco Franco, en una de sus proclamas, dijo que el ejército no podía ya tolerar por más tiempo que la República española abusara de la democracia. Y, cuando se abusa de la democracia, hay que devolverla al orden. Bien, muy bien. Yo creo que, si hacéis una sentada en la RAI e invitáis a las televisiones extranjeras, esa es mi opinión, la cuestión empezará a salir un poco de la pequeña Italia autárquica y puede que Europa empiece a preocuparse realmente por la situación. Eso es lo que yo os aconsejo que hagáis.

Quiero añadir que su estrategia es intimidatoria. Aprovecho para decirte – y así lo sabrán también los italianos – que en este momento yo tengo que hacer frente a un procedimiento para defenderme ante los tribunales del senador Schifani, que me ha demandado pidiendo una indemnización, por haber dañado su imagen, de 1 millón 200 o trescientos mil euros; la vista es el 7 de mayo en el tribunal de Pisa. Pero el senador Schifani no ha demandado también al periódico en el que lo he escrito, que es L’Unità, porque de esa forma ataca a un individuo débil, y lo intimida, de forma aislada, tal como me encuentro, porque soy un libre pensador y para él así es más fácil. No mezcla la política en el asunto. Es más, aprovecho para decirte que, siempre que la cosa os interese, los periodistas podríais ir a presenciar el juicio.

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